miércoles, 2 de noviembre de 2016

Medios de Comunicación y Cultura: Una aproximación al caso Mexicano

Los Medios de Comunicación Masiva por sus iniciales (MCM), son aquellos que hacen alusión  principalmente a la televisión, al radio, a los periódicos y actualmente al internet; a través de las ya conocidas redes sociales[1].
Arma ideológica
Dichos medios de comunicación o cuarto poder[2] en su momento, han logrado trascender más allá de lo esperado dentro de la sociedad, introduciéndose en la ideología de las masas de la sociedad mexicana. Recordemos que la ideología es una categoría analítica muy valiosa para la Sociología, la cual permite entender a la cultura[3] como un dispositivo que promueve la dominación o la resistencia.
Entre las diversas instituciones existentes en México (Estado, familia, escuela e Iglesia); los Medios de Comunicación Masiva se erigen como una de las más preponderantes dentro de las diferentes clases sociales[4], debido a la gran información o desinformación que proporcionan, llegando a extendidos lugares del país de forma inmediata y con tan sólo la gran facilidad de presionar un botón o encender algún dispositivo móvil con acceso a internet.
Dicho de otra manera, ya no es sólo la familia y la escuela las encargadas de la educación y la interiorización de valores en la niñez mexicana; pues el rol que juegan los Medios de Comunicación Masiva es enorme, manipulando la información para intereses propios de un grupo específico de élite y poder, en este caso los empresarios y los políticos mexicanos; quienes a través de la ideología dominante[5] de los grupos que pertenecen a la hegemonía cultural[6] de la sociedad, permean la pirámide social; seleccionando y determinando aquella información que consideran importante y acorde para generar estereotipos (políticos y comerciales) que degeneran la visión de la sociedad sobre lo que es bueno y deseable y lo que no lo es; teniendo como efecto un perverso bloque hegemónico en términos de Antonio Gramsci.
La información o desinformación que estos seleccionan, contiene características específicas sobre lo que ellos desean que las masas interioricen, desde una visión reproduccionista, esto implica que aquellos quienes ocupan puestos de poder o pertenecen a grupos de interés con suficiente influencia para incidir, son quienes definen y aceptan lo que es valioso difundir de manera masiva .
Todo esto que se difunde desde los medios de comunicación, se adquiere implícitamente a través de procesos de socialización secundarios; con esto quiero decir, que los individuos se apropian de dichos elementos socioculturales, integrándolos a su propio sistema de personalidad por medio del habitus[7] para adaptarse y ser aceptados dentro de la ya compleja sociedad mexicana.
La Televisión en México y el Internet son el mayor ejemplo de esto, y no sólo en el caso de la niñez; pues en el caso de aquellos que legalmente poseen la ciudadanía, se ha visto reflejado de manera clara dentro del aspecto de la Política, en las urnas al momento de las elecciones una fuerte violencia simbólica[8] en tanto a los contenidos que se muestran día a día.
Todo lo anterior se ve envuelto en un círculo vicioso, en el cual la sociedad mexicana ha estado inmiscuida desde principios de la década de 1970, de manera específica desde enero de 1973; fecha en la que se funda una de las más importantes compañías mexicanas de medios de comunicación y una de las más importantes participantes en el mercado de entretenimiento a escala mundial.
Es necesario hacer visible, todo aquello que en la cotidianidad no lo es, refiriéndome con esto a la interiorización de diversas formas y pautas culturales; que se apropian en la interacción social diaria.
Los aspectos culturales son fuertes y complejos para poder revertir, sin embargo; el sistema educativo es un camino amplio que bien enfocado puede coadyuvar en la mejora de aspectos culturales, ya que muchos de estos se encuentran arraigados por cuestiones de tradiciones. 
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.
Althusser, Louis (1969) “Ideología y aparatos ideológicos del Estado”.
Ansart, Pierre (1992) “Las Sociologías Contemporáneas”. Argentina, Amorrortu Editores.
Bourdieu, Pierre (1979) “Los Tres Estados del Capital Cultural”, en Actes de la Recherche en Sciences Sociales.
Bourdieu, Pierre (1990) “La eficacia simbólica”. Editorial Biblos.
Bourdieu, Pierre (2000) “Sobre el Poder Simbólico”. Argentina, Intelectuales, Política y Poder.
Bourdieu, Pierre y Passeron, Jean Claude (1977) “La Reproducción: Elementos para una Teoría del Sistema de Enseñanza”. España, Laia.
Esteinou, Javier (2000) “Globalización, Medios de Comunicación y Cultura en México a principios del siglo XXI”. Ámbitos, núm. julio-diciembre, pp. 7-49. 
García, Néstor (1990) “Introducción. “La Sociología de la Cultura de Pierre Bourdieu: Sociología y Cultura”. México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
Nieto, Ricardo (2014) “Reproducción: la relación existente entre escuela y desigualdad social” en Ssociólogos.
Nieto, Ricardo (2014) “Una aproximación al enfoque sociológico sobre currículum explícito y currículum oculto” en Ssociólogos.
Winocur, Rosalía (2008) “¿Y qué hicimos con los medios de comunicación? Problemas y desafíos afrontados por el Grupo de Cultura Urbana”. Alteridades, núm. Julio-Diciembre, pp. 105-112. 
[1] Hace alusión a Facebook y Twitter entre otras.
[2] Solía designársele de esta manera a la prensa, debido a la gran influencia que ejercía en los años previos a la Revolución Francesa.
[3] Conjunto de rasgos distintivos, materiales, simbólicos e intelectuales que caracterizan a una sociedad, englobando las letras, los modos de vida, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias que la propia cultura da al hombre para reflexionar sobre sí mismo. (UNESCO, 1982).
[4] Grupos sociales antagónicos.
[5] Conjunto de ideas y creencias que conforman aquellos grupos dominantes que desean permear en la mentalidad de las masas alguna idea o valor específico.
[6] Es aquel poder que las clases dominantes logran ejercer sobre las clases sometidas a través del control de los medios de comunicación. A través de estos medios, las clases dominantes “educan” a las clases sometidas para que vivan de esta manera y la supremacía de los dominantes continúe como algo conveniente y en estado natural, inhibiendo la posibilidad de rebelarse ante esto.
[7] Sistema natural de disposiciones transferibles y durables, que actúa como una mediación entre las estructuras estructuradas y la práctica, mediante un sistema de predisposiciones capaz de engendrar prácticas adaptadas a las estructuras y contribuir a la reproducción. Por otra parte, el habitus responde al proceso por el que lo social se interioriza en los individuos, logrando que las estructuras objetivas concuerden con las subjetivas. El habitus genera prácticas individuales que dan a la conducta esquemas básicos de percepción, apreciación, pensamiento y acción. Éste es producto de la socialización y difiere entre los variados grupos subordinantes y dominados dentro de la sociedad. La noción de habitus está basada en la Teoría de Control Social, la cual está conformada en la lógica de la dominación, a través de una disciplina lingüística y corporal, se internalizan las elecciones que constituyen una cierta relación con el mundo.(Nieto, 2014)
[8] Refiere a una acción racional donde el “dominador” ejerce un modo de violencia indirecta y no física en contra de los “dominados”, los cuales no la evidencian o son inconscientes de dichas prácticas en su contra, por lo cual son cómplices de la dominación a la que están sometidos. Ésta violencia simbólica,  adopta varias formas, incluso refinadas; con la finalidad de descalificar y empobrecer cualquier otra forma de cultura. Las prácticas de la violencia simbólica forman parte de algunas estrategias construidas socialmente dentro del contexto de esquemas asimétricos de poder, los cuales se caracterizan por la reproducción de determinados patrones o roles a través de la imposición “legítima” de la dominación. En otras palabras, la violencia simbólica es un tipo de monopolio legítimo para imponer (inculcar) instrumentos de conocimiento y expresión cultural de corte arbitrario. (Nieto, 2014)

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