lunes, 6 de marzo de 2017

El lado oscuro de las canciones “felices”: cómo la música sirve para manipular a las personas

  • 28 febrero 2017
James Brown y bailarinasDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image caption¿Hay algo siniestro detrás de "I fell good"?
Desde ese grito característico al inicio de la canción, hasta el contagioso acorde de la guitarra que sigue a cada parte de la letra, hacen de "I feel good", de James Brown, una receta para la felicidad.
Pudiera decirse que esta icónica pieza es una de las más alegres que se haya compuesto en todos los tiempos, capaz de acelerarte el corazón, hacerte sacudir la cabeza y alzar tu puño al aire al ritmo de la música.
Sin embargo, a pesar de todo ese jolgorio, al parecer hay algo siniestro acechando detrás de la letra pegajosa y el energético estilo de James Brown.
"En la vida real, la música es utilizada para manipular a las personas en todos los sentidos", explica Naomi Ziv, psicóloga en el Universidad de Estudios Académicos de Gerencia, en Israel.
"La música puede hacer a la gente más obediente, agresiva e incluso racista".
Estos descubrimientos recientes son un duro contraste con presunciones de larga data, incluyendo las creencias de que el rap furioso y el rock metálico, interpretado por artistas como Eminem y Marilyn Manson, pueden incitar a la violencia.
¿Qué tan peligrosa puede ser la influencia de la música?

Rap para relajarse

La psicóloga Genevieve Dingle y sus colegas de la Universidad de Queensland, en Australia, sugieren que la música como la de Manson puede ayudar a suavizar nuestros impulsos más agresivos.
En la vida real, la música es utilizada para manipular a las personas en todos los sentidos (...) ¨Puede hacer a la gente más obediente, agresiva e incluso racista"
Naomi Ziv, psicóloga
Este equipo desarrolló un experimento donde pedían a las personas que hablaran sobre una situación en la que un amigo los hubiese hecho enojar y luego les colocaban heavy metal.
Después de escuchar la música, los participantes reportaron muchas más emociones positivas, que aquellos que permanecieron sentados en silencio.
"Escuchar música extrema puede convertirse en una manera saludable para procesar la rabia de estos individuos", comenta Dingle.
Mozart, peligroso
Frente a eso, la investigación de Ziv sugiere que las canciones "fáciles de escuchar" pueden ser más peligrosas.
Por mencionar un caso, en el 2011 concluyó que la música tenía el poder de alterar el juicio moral de las personas.
Ella le pidió a un grupo de voluntarios que escucharan un comercial ficticio sobre una página web que ofrecía documentos falsos para permitir a las personas reclamar una pensión más alta.
Marilyn Manson rodeado de fansDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionSe ha señalado que la música de Marilyn Manson incita a la violencia. Pero la investigación científica no respalda la idea.
La mitad del grupo que escuchó el comercial también oyó el alegro de "Una pequeña serenata nocturna", de Mozart, mientras que la otra mitad no tuvo música.
Entretanto, a otro grupo se le pidió escuchar otro comercial que describía cómo los participantes podían hacer trampa en un trabajo académico utilizando una página web.
Como en el experimento anterior, una mitad escuchó música (en este caso "I feel good") y la otra no.
En ambos experimentos, los que oyeron el comercial con la música de fondo se mostraron inclinados a aceptar comportamientos antiéticos promovidos en la publicidad.

Suavemente cruel

En otros estudios, publicados en la revista especializada Psicología de la Música, se reseñan experimentos donde se le pedía a los participantes cometer acciones más extremas, como ser crueles con otros compañeros.
A los individuos se les pidió completar una prueba de gramática mientras escuchaban música de fondo.
Algunos oyeron la famosa pieza de James Brown, mientras que a otros, "Suavemente", de Elvis Crespo. Un grupo de control no escuchó ninguna canción.
Una multitud en la primera fila de un conciertoDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionCompartir una experiencia musical puede fortalecer la lealtad a un grupo.
Mientras la música todavía sonaba, los investigadores les pidieron a los participantes que llamaran a una estudiante que quería participar en el estudio para ganar unos créditos y completar el curso, y decirle que ya no podría hacerlo.
A otro grupo se le pidió decirle a una estudiante que había perdido un semestre por enfermedad que no podría tener los materiales académicos que se le habían prometido.
La mayoría de quienes no escucharon música rechazaron estas solicitudes, lo cual es obvio: a quién le gustaría hacer el trabajo sucio de otro, en especial cuando pudiera afectar la posibilidad de terminar la carrera académica de alguien.
Ziv reporta que en el primer experimento, 65% de los que escucharon música aceptaron cumplir el requerimiento que les hicieron. En la segunda prueba el número ascendió a 82%.
"Fue realmente estremecedor. Se les pedía hacer algo que implicaba herir a otra persona y muchos de ellos dijeron que lo harían", comentó Ziv.

Felicidad manipulada

¿Y qué pasa cuando las personas escuchan continuamente la canción de James Brown?
Ziv cree que la respuesta recae en lo que le ocurre a nuestra personalidad cuando estamos felices.
Cuando estás de buen humor, eres proclive a aceptar más cosas y la manera en que procesas la información que recibes es menos rigurosa"
Naomi Ziv, psicóloga
"Hay investigaciones que demuestran que cuando estás de buen humor, eres proclive a aceptar más cosas y la manera en que procesas la información que recibes es menos rigurosa".
"Las personas que están tristes suelen ser más analíticas y menos propensas a ser persuadidas", explica Ziv.
"La música de Navidad es un ejemplo perfecto de cómo las canciones alegres pueden hacer a las personas más complacientes. Hay equipos de profesionales enteramente dedicados a pensar cuál música colocar en los centros comerciales y en la publicidad, para crear la atmosfera perfecta".

Ritmos cerebrales

Algunos elementos de la música también funcionan de la manera en que trabaja nuestro cerebro.
Por ejemplo, el ritmo de un sonido puede sincronizarse con el comportamiento y pensamiento de un grupo de personas.
Anne Schirmer, neurocientífica de la Universidad de Singapur, descubrió que el ritmo en un tambor ocasiona ondas cerebrales para adaptarse a ese compás.
Sus hallazgos pueden ayudar a explicar por qué los tambores cumplen una función tan importante en las ceremonias tribales y por qué los ejércitos marchan al ritmo de un tambor.
"El ritmo sincroniza a todos los individuos de un grupo, de manera que tanto su pensamiento como su comportamiento se alinean temporalmente", sugiere Schirmer.
Fanáticos de fútbol en un partidoDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionAl alimentar sentimientos cohesivos, los coros que los fanáticos de fútbol entonan en los partidos pueden contribuir al compartimiento agresivo.
Todavía no está claro exactamente cómo la música puede influenciar el comportamiento más allá del laboratorio, aunque Ziv sospecha que el efecto puede ser profundo.
Para reforzar su punto, ella menciona la violencia de los fanáticos del futbol y la influencia que puede tener las canciones de los equipos.
"La música puede crear un sentimiento de cohesión y entendimiento. Cuando las personas hacen cosas juntas están más inclinadas a llegar a acuerdos entre sí. Esto lleva a algo llamado pensamiento colectivo, que puede generar un deterioro de los principios morales".
Ziv también considera que el efecto puede percibirse en la manera que votas.
Jason McCoy, musicólogo de la Universidad Bautista de Dallas, afirma que la música ayuda a "normalizar la narrativa" de lo que pudieran ser mensajes inmorales.
Como ejemplo, resalta el caso de los nazis cuando transmitían en la radio piezas de swing, para hacer que los más jóvenes se sintonizaran con mensajes de propaganda.
McCoy evaluó el papel de la música en hacer, aparentemente, más aceptable el genocidio de Ruanda, en 1994.
Evidentemente, la música es solo uno de los factores que sutilmente influyen en nuestra actitud.
Sin embargo, vale la pena tenerlo en cuanto la próxima vez que escuches una canción en la radio y, parafraseando la famosa pieza de James Brown: "Solo porque te hace sentir bien, no significa que puedas hacer algo malo".

¿Por qué el acoso y la intimidación son unas estrategias evolutivas tan exitosas?

  • 6 horas
Dos chimpancés peleandoDerechos de autor de la imagenTHINKSTOCK
Image captionLos bonobos pueden ser menos violentos que los chimpancés, pero sus jerarquías también son más inestables.
Frodo gobernaba con mano de hierro.
Desde los tres años de edad, estaba lanzando piedras a quienes le rodeaban.
Un gran chimpancé con una distintiva raya gris, más tarde se convertiría en el macho alfa de su manada en el Parque Nacional de Gombe en Tanzania.
La primatóloga Jane Goodall lo llamaba un "verdadero matón".
Muchos otros primates muestran un comportamiento similar. Sus acciones sugieren que la intimidación para imponerse al resto es una táctica que se ha usado por mucho tiempo e incluso puede ser innata.
La intimidación y acoso no son fáciles de definir, porque se presentan en muchas formas, desde disputas físicas a ataques verbales y, actualmente, en acoso en internet.
Están omnipresente en la sociedad humana, y han sido reportados en muchas culturas diferentes.

Una fórmula eficaz

No existe una definición legal de intimidación y acoso. De hecho, es probable que cualquier sociedad jerárquica tenga acosadores.
Un gorila haciendo una exhibición de dominioDerechos de autor de la imagenTHINKSTOCK
Image captionPara los gorilas, como para otras especies, se trata de garantizarse el mejor acceso a las hembras, para la reproducción.
Esto es sorprendentemente evidente para cualquiera que haya trabajado con los macacos rhesus, una especie de mono con una jerarquía rígida.
Los desafortunados monos en la parte inferior de la jerarquía son atacados en repetidas ocasiones por quienes están más arriba en la manada. A veces son golpeados todos los días, dice el primatólogo Frans de Waal, de la Universidad de Emory en Atlanta, Georgia.
"Parece que para liberar las tensiones de los de arriba", dice De Waal. "Eso refuerza sus vínculos, ya que tienen un enemigo común".
Parece ser una manera eficaz de unir a los macacos más dominantes.
Extraer a la víctima o "chivo expiatorio" no detiene ese comportamiento. Los macacos dominantes simplemente la emprenden con otro mono de bajo rango.

Más que supervivencia

Los chimpancés son igualmente jerárquicos.
Los machos alfa como Frodo se definen por su capacidad para desbancar a otros en cualquier pelea, dice el antropólogo Michael Wilson, de la Universidad de Minnesota en Minneapolis, quien lo conoció en 2001.
Frodo y otros dos chimpancésDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionFrodo (en el centro) fue un líder muy rudo por cinco años.
"No es como que él está tomando necesariamente decisiones en beneficio del grupo, está haciendo lo que se necesita para conseguir lo que quiere, que es por lo general hembras", afirma.
Lo que define a este comportamiento agresivo como intimidación es que no está inmediatamente relacionado con la supervivencia. De hecho, a menudo no es provocado, señala Darío Maestripieri, de la Universidad de Chicago.
Maestripieri argumenta que la intimidación ayuda a los animales dominantes a someter a sus subordinados, y que esto tiene claros beneficios evolutivos, pues asegura que los individuos dominantes tengan mejor acceso a los alimentos y al sexo opuesto.

Otros animales también lo hacen

No sólo los primates muestran comportamientos similares a la intimidación y el acoso.
Los pollos picotean cruelmente a quienes se pasan de la raya; las hienas manchadas también intimidan a sus subordinados.
Incluso se ha observado en los peces. Por ejemplo, los cíclidos machos pasan mucho tiempo golpeando a otros machos para ascender a un rango superior.
UrogallosDerechos de autor de la imagenTHINKSTOCK
Image captionEl acoso o "bullying" es una estrategia evolutiva en cuanto a que garantiza el acceso a las hembras.
De Waal sospecha que la intimidación se puede encontrar en cualquier especie en la cual la jerarquía es importante.
La tendencia a descargar las frustraciones en otro es un "mecanismo muy básico", dice De Waal.
En algunas especies, como los chimpancés y los seres humanos, este mecanismo de "chivo expiatorio" es simplemente más pronunciado.
Ser el mandamás conlleva estrés. Los machos alfa están a menudo en riesgo de ser derrocados por los de menor rango.
Si la jerarquía es inestable, como suele ser el caso de los babuinos y los chimpancés, los de arriba están más estresados.
Sin embargo, en un grupo más estable los subordinados son los más estresados, presumiblemente debido a que son frecuentemente acosados.
Ser el mandamás conlleva estrés. Los machos alfa están a menudo en riesgo de ser derrocados por los de menor rango"
En 2002, después de cinco años gobernando, Frodo estaba enfermo y débil. Los otros machos lo atacaron de inmediato.
Frodo pasó los meses posteriores solos, exiliado. Cuando regresó a su manada fue degradado a un rango muy bajo. Murió en 2013, posiblemente de un ataque violento. Su autopsia mostró que los testículos se infectaron de una herida en forma canina.
Pero Frodo fue padre de muchos hijos y eso significa que sus genes -con lo que la predisposición hacia la intimidación puede conllevar- se han transmitido.
Esto parece sugerir una conclusión sombría.
Piqueros de NazcaDerechos de autor de la imagenTHINKSTOCK
Image captionLos piqueros de Nazca a veces atacan sexualmente a los pichones cuando sus padres están buscando comida.
Si tantas criaturas son acosadoras, tal vez la intimidación es algo innato en nosotros, de lo que no podemos escapar.
¿Acaso es, como escribió el historiador y filósofo Nicolás Machiavelo, "mejor ser temido que amado"?

Otras estrategias

El asunto no parece tan claro.
Para entender cómo evolucionaron nuestros comportamientos, también tenemos que mirar a otro mono a menudo olvidado: el bonobo.
Los bonobos están tan estrechamente relacionados con nosotros como los chimpancés. No se han estudiado tanto, pero se sabe que son mucho menos violentos.
En 92 años de estudio, Wilson y sus colegas descubrieron solamente un caso de una "muerte sospechosa" en las comunidades bonobos, en contraste con 152 posibles asesinatos en manadas de chimpancés.
Al igual que los bonobos, los seres humanos parecen haber tomado un camino menos violento. "Es raro ver a la agresión física directa entre los hombres adultos en el mismo grupo en comparación con los chimpancés", dice Wilson.
Como especie, somos más pacíficos que los chimpancés y menos propensos a arrebatos violentos impulsivos.
ImpalasDerechos de autor de la imagenTHINKSTOCK
Image captionSon muchas las especies entre las que hay sistemas jerárquicos, donde se impone el más fuerte.
Sin embargo, también vivimos en una sociedad donde la competencia con los demás es la norma. Esto nos empuja hacia el uso de la intimidación como una estrategia social.
"La intimidación humana es a la vez el producto de las tendencias heredadas de nuestros ancestros similares a los chimpancés y de los entornos sociales competitivos como los de los chimpancés y los monos rhesus", dice Maestripieri.
En formas más sutiles, los adultos también intimidan.
Hay muchos casos de acoso laboral y patrones "psicópatas", mientras que los políticos utilizan el "chivo expiatorio" para incitar el antagonismo contra grupos minoritarios.
Este enfoque "crea un enemigo común cuando hay tensiones en una sociedad", dice De Waal.
Un estudio genético de 2013 reveló que la tendencia a convertirse en líder es al menos en parte genética. Es decir, algunas personas están equipadas con rasgos de personalidad para convertirse en los líderes del grupo, mientras que otros son más proclives a ser seguidores.
GalloDerechos de autor de la imagenTHINKSTOCK
Image captionEn cada gallinero solo hay espacio para un gallo.
Al menos algunos de estos "líderes naturales" van a utilizar la agresión y la intimidación para mantener su estatus.
Maestripieri también sospecha que, si una persona no alcanza su objetivo social de convertirse en "líder", eso la conduciría a intimidar más.
Aun así, la intimidación como estrategia no puede llevar al éxito a largo plazo. Los modos de tirano con que gobernaba Frodo claramente tuvieron un costo. En esta línea, un estudio de 2015 sugirió que las personas sin escrúpulos no siempre salen adelante.
La intimidación también puede tener profundas raíces evolutivas. Pero si el líder quiere ser aceptado a largo plazo, debe tratar de ser más amado que temido.