martes, 21 de octubre de 2014





Edward L. Bernays (1891-1995)
PERFIL BIOGRÁFICO Y ACADÉMICO



Nacido en Viena, Austria, sobrino y seguidor de Sigmund Freud, emigró a Nueva York con su familia en 1892. Estudió agricultura y periodismo en la neoyorquina Cornell University. Durante la Primera Guerra Mundial perteneció al Committee on Public Information de los Estados Undios, el aparato gubernamental de propaganda creado por el presidente Woodrow Wilson, donde conoce a Walter Lippmann, que le influirá en la singular idea de la cohesión social y la democracia tutelada. Su actividad cerca de distintos Gobiernos norteamericanos se prolongó durante décadas, estimulando el desarrollo de la propaganda norteamericana para contrarrestar lo que consideraba un peligroso avance de la propaganda soviética. Murió en Cambridge, Massachusetts, a los 103 años de edad. Profesor de la Universidad de Nueva York, introdujo en la docencia superior el estudio científico de las relaciones públicas. Aplico la psicología al desarrollo de las relaciones públicas, la persuasión y la propaganda, como instancias estratégicas del éxito institucional y comercial.

PENSAMIENTO Y EXPRESIÓN CIENTÍFICA



En 1923, publica su primer texto de gran impacto:Crystallizing Public Opinion. El conocimiento del comportamiento de los públicos masivos permitía intervenir, en el diseño y la inducción del consenso, la ingeniería del consentimiento, los manejos en la sombra, algo que, sin importar para ello los procesos de manipulación de la opinión pública, le parecía un mecanismo necesario para el equilibrio de las sociedades democráticas. La opinión pública aparece como la resultante de la inducción hecha por los líderes, las minorías responsables y activas, los que saben del mejor gobierno, y los medios de comunicación al servicio del bien colectivo, domesticando el 'rebaño' de las masas, limitando así las fuerzas desordenadas del azar y la naturaleza, esto es, del caos. En 1928, publica otra de sus obras centrales:Propaganda , en la que escribía: "The conscious and intelligent manipulation of the organized habits and opinions of the masses is an important element in democratic society. Those who manipulate this unseen mechanism of society constitute an invisible government which is the true ruling power of our country." Tan controvertido pensamiento, muy lejano del de Walter Lippmann y de las ideas sobre la democracia de John Dewey, suscitó descalificaciones de procedencia diversa, acentuados tras la comprobación, en la Alemania nazi, de como el empleo de la propaganda se había convertido en la base de la destrucción de la democracia. Goebbels tenía, entre sus libros de cabecera, el Crystallizing Public Opinionhad de Bernays.
Felix Frankfurter (1882-1965), también de origen vienés y miembro de la Corte Suprema de los Estados Unidos, remitió una carta al presidente Roosevelt en la que calificaba a Bernays de envenenador profesional de la opinión pública y explotador del fanatismo.
Imaginativo, creativo y audaz, adquirió una proyección internacional notable hasta ser considerado como el padre, junto con Ivy Lee, de las modernas relaciones públicas, y proyectar sobre su discutido pensamiento una imagen de bonhomía y modernidad. Bernays creía en la eficacia de fabricar opinión o corrientes de opinión a través de los líderes y de las estrellas del gran público. La credibilidad de los liderazgos era la mejor correo para la transmisión de los mensajes. Sobre las ventajas de un producto comercial, asociaba, por ejemplo, un determinado estudio científico previamente solicitado, lo que trasladaba la pura propaganda hacia un plano informativo de autoridad. O aplicaba determinados mitos, como el de la modernidad, en la introducción de hábitos: la mujer se libera fumando y en público. Bernays llevó a Freud al supermercado..., lo utilizó, sin duda, como una argumento familiar de autoridad, aunque había en él una buena dosis conductista aprendida en Pavlov. Trasladó las técnicas psicológicas al servicio de la publicidad comercial, la imagen de las empresas e instituciones, la venta de ideas y mercancías, etcétera. Y el psicoanálisis lo llevó desde el plano de los individuos al de las corporaciones, a las que ofrecía salud mercantil... Las grandes empresas norteamericanas, desde Procter & Gamble a General Electric, se rindieron a sus propuestas. En 1955, publicó The Engineering of Consenty, diez años después, Biography of an Idea: Memoirs of Public Relations Counsel Edward L. Bernays, en el que recorre su trayectoria intelectual, treinta años antes de su muerte.

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