jueves, 17 de marzo de 2016



Phillip J. Tichenor (1931-)
PERFIL GENERAL


Phillip J. Tichenor (1931-), profesor de periodismo y comunicación de masas; George Donohue (1924-), profesor de sociología, y Clarice N. Olien (1933-), profesora de sociología rural, todos ellos de la Universidad de Minnesota, formulan en 1970 la hipótesis de la 'diferencia de conocimientos' en relación a los efectos de los medios ('Mass media flow and differential growth in knowledge', en Public Opinion Quarterly, 34, págs. 159–170), también conocida como 'knowledge gap hypothesis' (KGH). Con posterioridad, dieron mayor amplitud teórica a su planteamiento en el libroCommunity Conflict and the Press, Sage, Newbury Park, Cal., 1980. Una propuesta, basada en análisis empíricos, ligada a los planteamientos difusionistas de la innovación en ámbitos como los rurales y en países en vías de desarrollo. Esta hipótesis es la base de futuros planteamientos acerca de los 'gaps' comunicacionales, incluida la que hoy se define como la 'brecha digital'.
Tichenor, Donohue y Olien advierten que la capacidad receptiva, de comprensión y asimilación de conocimiento está directamente relacionada con el conocimiento previo del receptor, su inclusión en redes sociales y el nivel selectivo de exposición ante los medios. Al tiempo, la estratificación socio-económica establece un correlato con el interés informativo de la población, de modo que, por lo general, son las clases menos favorecidas las que menor cantidad de información reciben, y no porque ésta no esté a su alcance, sino porque muestran menor destreza receptiva y mayor dificultad de comprensión, circunstancias que, en consecuencia, generan una autoprivación informativa. Pero son también las clases más bajas, por su menor capacidad de contextualización y elaboración de criterios, las más vulnerables a los efectos persuasivos. Las clases menos favorecidas suelen limitar sus consumos al ámbito de lo audiovisual, de modo que la televisión se convierte en fuente dominante y gratificante, sin otros contrastes o complementos. Constituirían el estadio de los 'info-pobres'.





Tichenor (izquierda), Donohue y Olien, hacia 1990 
(Foto Universidad de Minnesota).



Las clases más favorecidas, los 'info-ricos', no sólo tienen mayor facilidad en el acceso a las fuentes -este no sería el elemento determinante-, sino que es su conocimiento el que desarrolla el interés y la predisposición hacia una mayor riqueza informativa; además, su información previa las habilita para una contextualización estructurada de lo que acontece.
Si en un sistema social se incrementa la información disponible a través de los medios, los segmentos de población con un estatus socioconómico más elevado y mayor formación tienden a adquirirla más rápidamente como un valor de su estatus, acentuado su distancia de conocimiento con los segmentos más deprimidos. Entre las personas cultivadas el saber no disminuye, sino que tiende a aumentar y a hacerlo de manera más rápida que entre las personas con bajo conocimiento previo. 
La hipótesis viene a señalar que 'conocimiento llama a conocimiento' y cobra especial interés en un período marcado por un fuerte desarrollo de las fuentes y estructuras tecnológicas destinadas a la distribución de información y conocimiento. La no habilitación para el aprovechamiento de las nuevas oportunidades supone aumento de la brecha o 'gap', esto es, un distanciamiento entre las posiciones de los 'info-ricos' y los 'info-pobres', pero no sólo entre zonas del planeta donde las desiguales condiciones económicas crean el problema, sino en áreas geográficas donde las diferencias están determinadas no tanto por barreras económicas de acceso a los medios, como por la autoexclusión cultural derivada de los nutrientes mediáticos y culturales.
Tichenor, Donohue y Olien observaron en sus trabajos de campo que el diferencial del conocimiento se reducía cuando en la dieta mediática se incluía la prensa, ya que este ingrediente suponía un desarrollo de la capacidad de abstracción y reflexión, así como un alejamiento de posiciones cercanas o propicias para el desarrollo del analfabetismo funcional.
Las desigualdades de clase en la recepción de la información acentúan las posiciones de poder, en la medida que la privación de conocimiento incrementa la incertidumbre y la inseguridad. Según esta percepción, el 'gap' tiende a crecer, de modo que a medida que crecen las posibilidades de obtener información y conocimiento, la probabilidad de que aumente la diferencia de conocimientos es mayor.
La hipótesis sugiere que la aparición de nuevos medios incrementa las diferencias, en la medida en que los menos habilitados para la recepción del conocimiento muestran cierta indolencia o actitud refractaria a variar la composición de sus nutrientes para el acceso a la información y el conocimiento. Independientemente de que la aparición de un nuevo medio suponga una barrera económica complementaria.
Romper la brecha del conocimiento mediante políticas educativas y de comunicación supondría alterar el statu quo en el que se asientan las propias relaciones de poder dentro de la sociedad. 
Tichenor, Donohue y Olien han trabajado en equipo a lo largo de su vida académica, con diversos estudios empíricos en torno al difusionismo y la verificación de su hipótesis (p.e., 'Community Structure and Media Use', en Journalism Quaterly, núm. 55, 1978, págs. 445 a 455), con análisis sobre el efecto del 'gap' del conocimiento en las elecciones presidenciales norteamericanas, en las que advierten cómo el uso selectivo de los medios en las campañas se basa en la segmentación de las clases informativas. En 1983, publicaron 'Structure, communication and social power: Evolution of the knowledge gap hypothesis', en E. Wartella, D. C. Whitney y S. Windahl (Eds.), Mass communication review yearbook, vol. 4., Sage, Beverly Hills, Cal. Autores asimismo de 'Community Conflict and Citizen Knowledge', en Mary S. Mander (ed.),Framing Friction. Media and Social Conflict, U. Illinois Press, 1998. 'The Knowledge-Behavior Gap in Public Information Campaigns', en Charles T. Salmon (ed.),Information Campaigns: Balancing Social Values and Social Change, Sage, Beverly Hills, 1989.
Sobre el planteamiento teórico de estos autores, K. Viswanath y John R. Finnegan, 'The Knowledge Gap Hypothesis: Twenty-Five Years Later', en Communication Yearbook, 19, 1996, págs. 187 a 227. Nojin Kwak, 'Revisiting the Knowledge Gap Hypothesis', en Communication Research, 1999, vol. 26, núm. 4, págs. 385 a 414. Y. Miyo, Y. (1983) ‘The knowledge-gap hypothesis and media dependency’, en R. Bostrom (ed.)Communication Yearbook, 7, 1983, págs. 626 a 650.

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