sábado, 19 de marzo de 2016

Walter Lippmann (1889-1974)



Nacido en Nueva York, de origen alemán, estudió lengua y filosofía en la Universidad de Harvard, donde tuvo por compañeros de clase a T. S. Eliot y John Reed. Militante socialista, en la Universidad creó el Havard Socialist Club. En 1912 trabajó en la campaña de Theodore Roosevelt y el Partido Progresista en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos. En 1913 publica su primer libro -A Preface to Politics-, con una crítica a los prejuicios populares, y participa en la creación del semanario liberal New Republic, donde escribió hasta 1920. En 1916, tras abandonar el socialismo, se une a Woodrow Wilson y el Partido Demócrata. Miembro de la comisión norteamericana en la Conferencia de la Paz de París (1919), participó en la creación de la Liga de Naciones.
En 1920 comienza a trabajar en el New York World, del que llegará a ser director (1929-1931), donde hace célebres sus columnas de opinión. Al tiempo, publica algunos de sus libros sobre la opinión pública, la propaganda y la vida democrática en los Estados Unidos: Public Opinion (1922) y The Phantom Public (1925). En 1931 entra en el New York Herald Tribune, donde su opinión, reproducida por más de 200 diarios locales, fluctuó en el apoyo a distintos candidatos republicanos y demócratas. Crítico del comunismo soviético, Lippmann se mostró partidario de una alianza atlántica anglo-norteamericana y fue objeto de espionaje por parte de su secretaria, Mary Wolfe Price, que pasaba la información de sus fuentes a Moscú. En 1962, sus columnas comenzaron a editarse en el Washington Post. Fue considerado en vida el columnista más influyente de los Estados Unidos y conocido como el 'decano del periodismo norteamericano'. Ganador de dos Premios Pulitzer (1958 y 1962), fue 'honoris causa' por 19 universidades.
Defendió la naturaleza universitaria de los estudios de Periodismo y, en 1965, en la asamblea general del International Press Institute (IPI), celebrada en Londres, reclamó un estatuto académico superior para la formación de los periodistas.
Entre sus libros: A Preface to Politics (1913), Public Opinion (1922), The Phantom Public (1925), A Preface to Morals (1929), The Good Society (1937), U.S. War Aims(1944), The Cold War (1947), Isolation and Alliances: An American Speaks to the British (1952), Essays in the Public Philosophy (1955), Western Unity and the Common Market (1962), etc.
En España han sido editados: Crisis de la democracia occidental, Hispano Europea, Barcelona, 1957; La opinión pública, Cuadernos de Langre, San Lorenzo del Escorial, Madrid, 2003.
Sobre Lippmann, entre otros estudios, los de John Luskin,Lippmann, Liberty, and the Press (1972), John Morton Blum (ed.), Selected Letters of Public Philosopher Walter Lippmann (1985) y Ronald Steel, Walter Lippmann and the American Century (1980). 



EL PENSAMIENTO


Su teroría acerca de los medios y la democracia -Public Opinion- hace especial referencia a la formación de la opinión pública. Influenciado por el psicoanálisis de Sigmund Freud, pensó que la sociedad, mal informada y con una visión parcial, puede ser víctima de impulsos irracionales como la violencia. El periodismo contribuye a construir el consenso mediante la 'revolución' que suponen para la democracia el papel orientador de los medios masivos, que contribuyen a la defensa de los intereses cumunes y a la formación de la identidad nacional. Contrapone el periodismo libre a la propaganda política, porque esa es la forma de acortar las diferencias entre el mundo real y lo que el público percibe del mundo como real. En una sociedad compleja, donde deben tomarse decisiones rápidas y con un alto grado de especialización, la opinión popular no conduce, según Lippmann, a la mejor de las soluciones, por lo que debe ser acompaña o guiada.
Si bien había mostrado inicialmente un relativo optimismo sobre las posibilidades de influir en la cultura democrática del pueblo americano, tras la Segunda Guerra Mundial reaccionó hacia planteamientos muy conservadores, con agudos recelos sobre la autonomía de la opinión pública y la capacidad de una población que, a su juicio, debía ser conducida por las fortalezas de la sociedad pensante, por los intelectuales -las 'specialized class'-, motivo por el cual reclamaba el 'manufacturing consent', término que utilizóNoam Chomsky como título de uno de sus libros, pese a que Lippmann pasaría por ser, para algunos analistas, el contrapunto intelectual de Chomsky. Su creencia acerca de la incapacidad popular para la toma de las mejores decisiones de la gobernación acentuó una visión escéptica y elitista de la vida política, orientada hacia soluciones de democracia corporatista. Herbert Aptheker ve aquí la influencia de Vilfredo Pareto (1848-1923) y Gaetano Mosca (1958-1941) y de las ideas precursoras del fascismo italiano, como las que definen, desde una visión elitista, el concepto de clase política como clase dirigente, la responsabilidad social del intelectual y la utopía de la democracia. Lippmann denunció la pérdida de las 'tradiciones de la civilización' y la degradación del concepto de autoridad, por lo que desconfía de la eficacia del sistema democrático en una sociedad que se hace más compleja y cree en las virtudes del 'sentido comercial occidental'. En uno de sus libros de posguerra, Essays in the Public Philosophy, promueve una 'defensa de la civilización'. Fue crítico con la intervención norteamericana en la guerra de Corea y, más tarde, a la de Vietnam.

No hay comentarios:

Publicar un comentario